No sé por que tengo la sensación, cada vez más fuerte de que el tiempo no alcanza para todo cuanto quiero hacer, recuerdo haber leído en algún libro que ese sentimiento nace cuando nos alejamos de nosotros mismos, cuando nos enajenamos.
Pero ¿Qué es, lo que nos toca hacer?, ¿A que hemos venido?, ¿Estamos aquí para hacer algo importante?, ¿Qué es eso importante?, ¿Escribir en un blog?, ¿Hacer la cama?, ¿Leer o escribir un libro?, ¿Reproducirse y criar?, ¿Trabajar, filmar?…
¿Qué es, lo realmente prioritario?, ¿Cuál es nuestra misión? y... ¿Si es que la hay?.
Entonces ¿Dónde están los limites?, los verdaderos limites de nuestras conciencias, más allá de los juicios morales que hemos inventado, en un gran esfuerzo por mejorar nuestra convivencia, llegando al extremo de crear leyes para después romperlas.
Nos crecen las uñas y el pelo, ¿tenemos que cortarlo?, nos da hambre, tenemos frío, tenemos que conseguir de un modo u otro, abrigo alimento, etcétera. Pero ¿Es todo tan simple como eso?…
Entonces, ¿Para qué, toda ésta memoria que me permite aprender tantos lenguajes?, que a su vez me permiten recordar, he incluso escribir lo que recuerdo, para que otros lean sin importar si ya estoy muerto o lo que realmente quise decir.
Se que todas estas preguntas, no tienen nada de nuevo, las venimos haciendo desde…¿Quizás cuando?, ¿Será desde que tenemos memoria, desde que empezamos a escribir? Ó ¿Desde antes?.
La humanidad ha inventado hasta los computadores, intentando entenderse a si misma y al universo y realmente aunque muchas personas han ocupado la vida en comprender, no hay respuestas certeras de lo que somos, en donde estamos y menos, a que vinimos.
Sabemos si, que en este juego de rol el tiempo es limitado y que somos un pequeñito evento en la totalidad de un tiempo infinitamente elástico.
En una entrevista a uno de los actores de la primera serie de televisión, que he visto completa, llamada “Six feet under”, reflexionando sobre la particularidad de lo que hicieron durante 5 años de trabajo, este dijo: “La vida es lo que sucede, mientras haces esfuerzos por elaborarla”…
Cuando escuche la frase, me broto una carcajada inmediata, de puro encontrarle la razón.
Nada de cuanto planeamos es realmente como sucede y eso me recuerda que todo esto que escribí es simplemente una forma de decirme a mi mismo y claro, un intento de compartir, lo que me sucedió mientras veía cada capítulo.
Y que aunque no encontremos respuestas, hay que aprender a vivir, aprendiendo también que, en el debido momento tendremos que saber morir.
Nos recordaran entonces, cuando ya no estemos y sin saberlo siquiera, en la sonrisa de un niño, con la lluvia estallando en las ventanas, en el horizonte dominguero, en un primer beso, al despertar del sol o simplemente viviendo lo que nosotros no.