Al despertar me levanté con cuidado, últimamente mis sueños son tan lisérgicos que no me dejan dormir, ni tampoco despertar.
Un poco de luz que se cuela por todas partes y algo de frío en la nariz me destierran de la cama con la esperanza de una realidad más ecuánime que lo experimentado durante la noche.
Nuevamente caí y caí, mezclando pasado con cansancio hasta dar sobresaltos de supervivencia.
Desperté como un niño que quiere ver a sus padres para estar seguro de que todo era un sueño y el silencio que me abraza.
Al abrir los ojos descanso del ruido que nace en mi cabeza y que comienza a invadir mi cuerpo, me pregunto ¿Por qué no quiere salir?.
Ya no están los brazos de mi madre, la voz dulce de mi abuela y menos la caricia con agradecida compasión.
La perspicacia se ha convertido en reina del desencanto y yo escondido bajo la mesa como cuando era niño y no quería saber más de este mundo incomprensible y utilitario.
La casa se desordena tanto como las ideas y el cambio de estación no colabora mucho.
Los días de cerámicas tibias y contraluces luminosos se transforman en tungsteno con estufa, como detesto el invierno y sus vientos melancolía, solo me gusta cuando lo tengo que filmar, ahí si que si, neblina somnolienta, lluvia redentora, azules difusos, que desencanto las noches sin estrellas, como aprieta la ropa gruesa, que nostalgia la piel que se aleja.
Si alguien preguntara
A donde ha ido Sokan,
decid tan solo:
"Tenía cosas que hacer
en el otro mundo"
último Haiku de Sokan
jueves, marzo 29, 2007
martes, marzo 27, 2007
Picture of the day
Brilla la superficie mientras baja la temperatura, la humedad del pasto lentamente se hace presente, el diario sacude sus hojas rogando que no lo olvides, pero las noticias siguen siendo las mismas, al fin nada verdaderamente interesante, espectáculos y económicos ya están mezclados con las cenizas del carbón, las copas de los árboles tambalean con el viento.
Lo que queda del diario se transforma en el último intento de conservar el fuego, una manera de estirar la partida.
Solo se escucha la voz de un niño que aun chapotea mientras su madre lo espera con sonrisa tranquila y una toalla para que al salir no se enfríe.
Nada me sorprende más que estar aquí preguntándome ¿Dónde estás? ó ¿Cuál es mi labor en este mundo?, nada me sorprende más que la vida que reclamas o la que agradezco, nada me sorprende más que una nube jugando en el cielo ó la maravillosa lluvia que se viene…
Aprender a vivir tranquilo pero despierto parecía fácil…
Ahora la voz del niño que sale del agua para sentir a su madre y la toalla que le da calor y le frota la cabeza…
Abro los ojos, mientras tus huellas de arena se mezclan con las patitas del niño que corre tras su madre.
Lo que queda del diario se transforma en el último intento de conservar el fuego, una manera de estirar la partida.
Solo se escucha la voz de un niño que aun chapotea mientras su madre lo espera con sonrisa tranquila y una toalla para que al salir no se enfríe.
Nada me sorprende más que estar aquí preguntándome ¿Dónde estás? ó ¿Cuál es mi labor en este mundo?, nada me sorprende más que la vida que reclamas o la que agradezco, nada me sorprende más que una nube jugando en el cielo ó la maravillosa lluvia que se viene…
Aprender a vivir tranquilo pero despierto parecía fácil…
Ahora la voz del niño que sale del agua para sentir a su madre y la toalla que le da calor y le frota la cabeza…
Abro los ojos, mientras tus huellas de arena se mezclan con las patitas del niño que corre tras su madre.
viernes, marzo 16, 2007
¿Quién eres tu?...
Un pez… Y ruge la tierra mientras los dedos de un niño organizan el contraluz del sol que golpea la tarde, algo de sueño recuerda el trasnoche.
Silencio dominguero en la ciudad que se roba un instante de la infancia, un instrumento de viento metálico anuncia el paso del heladero con sequito de niños que lo sigue, ¿Un flautista de Hamelín con trampa?.
La luz que atraviesa el acuario proyecta rayos en el rostro del niño, una canción en idioma raro, suena a radio que esconde sus miles de años en un estuche de cuero viejo, como si no nos fuésemos a enterar .
Esta ventana envejece tan rápido como llega el cansancio, los recuerdos toman sabor de museo y la vida continúa sin esperar a nadie, pasan los días sin rumbo, ¿Hay itinerario? O ¿Solo sabemos donde vamos a llegar?, el fin no es el fin… O no lo sabemos con exactitud.
Los dedos del niño se acercan cada vez más, su sonrisa se mueve con el agua, la ausencia de lo cotidiano se abraza a la ubicuidad.
Los que ya no están palpitan, a veces fuerte, a veces como el viento sobre la copa de los árboles, la sonrisa del niño se mueve con el agua.
Falta espacio para la manito…
Silencio dominguero en la ciudad que se roba un instante de la infancia, un instrumento de viento metálico anuncia el paso del heladero con sequito de niños que lo sigue, ¿Un flautista de Hamelín con trampa?.
La luz que atraviesa el acuario proyecta rayos en el rostro del niño, una canción en idioma raro, suena a radio que esconde sus miles de años en un estuche de cuero viejo, como si no nos fuésemos a enterar .
Esta ventana envejece tan rápido como llega el cansancio, los recuerdos toman sabor de museo y la vida continúa sin esperar a nadie, pasan los días sin rumbo, ¿Hay itinerario? O ¿Solo sabemos donde vamos a llegar?, el fin no es el fin… O no lo sabemos con exactitud.
Los dedos del niño se acercan cada vez más, su sonrisa se mueve con el agua, la ausencia de lo cotidiano se abraza a la ubicuidad.
Los que ya no están palpitan, a veces fuerte, a veces como el viento sobre la copa de los árboles, la sonrisa del niño se mueve con el agua.
Falta espacio para la manito…
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