Primavera

Desperté recordando las calles de la infancia, mire por la ventana y el viento movía las hojas, las ramas, los árboles, el polen el polen, lo ácaros…
La primavera me encanta, pero para mi y para muchos viene con un bonus track del terror: las alergias…
Ayer mi maestro de Medicina tradicional china diagnosticó exceso de Yang en todo el cuerpo, mis pulmones no humectan lo suficiente, falta yin en mis riñones, me preocupé un poco, pero el doc dice que el tratamiento es fácil, alimentándome bien y con algunas sesiones más de acupuntura habré recuperado mi equilibrio relativo, la energía de mis órganos será equivalente en Yin y Yan y mis alergias habrán desaparecido.
Tengo la sensación de mirar, desde el umbral de una puerta que lleva 4000 años, un nuevo cosmos, observo el comportamiento biológico de mi cuerpo desde otra perspectiva, es el primer paso a una nueva forma de ver.
Ahora me contento con la aproximación a algo que miraba desde lejos, pero que no dejaba de atraerme como el tesoro de la colina ajena.
Las ideas convergen, hace unos días Raúl Ruiz dio una conferencia en el café literario y habló, entre otras miles de cosas, de las montañas que contienen el centro del océano, no hay explicación literal, solo con un poco de observación y el desapego a los prejuicios para abrir nuevas ventanas, nuevas puertas.
La cuántica y la teoría de las cuerdas, remontan al concepto de los cuerpos celestes y los cuerpos terrestres de la medicina China, la cinematografía pone en manifiesto la cohabitación de los tiempos de Rupert Sheldrake, la ciencia, el arte la religión se toman de la mano, se confunden y por ello, no dejan de ser lo que son.
Y yo, me siento pequeño como una semilla de jacaranda, llevado por el viento, buscando tierra firme para ser un árbol de buena sombra