Visitar cada mañana esos paisajes,
brazos, espalda, ojos,
el ombligo del mundo
el monte que nace entre tus piernas
el viento que nace en tus labios
la tormenta de tus pelos
la fruta que cosecho en cada sonrisa
la tierra que late en tu corazón
la constelación de tus pechos
el cielo del que no quisiera hablar...
Me hacen soñar en el viaje
que cruza nuestras vidas,
hasta quizás que eternidad.
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