Si alguien preguntara
A donde ha ido Sokan,
decid tan solo:
"Tenía cosas que hacer
en el otro mundo"

último Haiku de Sokan

lunes, junio 20, 2005

cuenta cuentos


Cuando estoy narcotizado por la cotidianeidad aristotélica de la contingencia diaria, un mecanismo de sobre vivencia me hace invocar a un cuenta cuentos que se especializa en hacer que la realidad sea una fábula creíble, hasta el punto de borrar la línea de tiempo que hay entre lo vivido y lo soñado.
Ya casi se ha hecho un habito. Cuando el oxigeno se estaba acabando y mi espíritu parecía sucumbir a la oscuridad de la ignorancia y la desidia placentera, una vez más y casi como respondiendo a mi llamado, apareció desde su universo espejo, con su clásico estilo tranquilo, contando historias que vienen a ser cocinerías de humor crítico y juguetón, aderezados por su conocimiento ilustrado o viceversa.
Hoy descubro que nuestro fabulador es una acertada alquimia entre sus padres y sus abuelos que son conocidos por ser grandes conversadores y contadores de historias, lo maravilloso es que nuestro personaje no se quedó quieto y viajo y viajo y sigue viajando, por países, pueblos, ciudades y universos.
Hoy por ejemplo trajo junto con algunas monedas antiguas de la suerte, historias que vienen del pasado.
Una de ellas es del su abuelo, que narra en primera persona y con lujo de detalles como pasaban la noche y el día, mientras tenía un largo enfrentamiento con un toro, bajo un puente de Chiloé.
Su abuela en cambio hablaba de cuando la virgen María, para ayudar a una angel de la guarda, hacia una colecta de lagrimas puerta a puerta, para salvar a un bandido que era tan malo se adelantaba a su diablo de la guarda.
Que se puede esperar de los próximos días?
Nada más que el privilegio de volver a escuchar a un gran maestro de la narración que me permitió viajar por Chile reflejado en una infinidad de espejos.
Creo haber escuchado una historia y ahora me doy cuenta de que en realidad soy parte de ella
Gracias entonces a Don Raul Ruiz por aparecer recobrando el tiempo e invitarme a la experiencia Cofralandes, una pequeña realidad que parece fábula... o viceversa.

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