Buen regalo navideño de Jean Marc Barr

A los 16 o17 años crucé por primera vez el atlántico, mi destino era Francia, antes pasé por Holanda justo el año en que la naranja mecánica ganaba la copa europea, paseamos con Mariolein, por los canales de Amsterdam para aplaudir al equipo de Ruud Gullit el rasta goleador y van Basten el mejor jugador Holandés de todos los tiempos.
La entrada a Europa fue de fiesta, una ves gestionada mi visa para Francia, volé a París a encontrarme con Teo y Sabine mi dos grandes iniciadores en el universo del cotidiano parisino, al llegar me regalaron una carte Orange, fue lo mejor para convertirse al menos por un rato en un parisino cualquiera tres meses de libre transito sin preocupaciones, el metro fue mi mejor aliado para palear el no hablar ni una palabra de francés.
La primera semana Sabine me presento a una sobrina de la que no me acuerdo el nombre, me acuerdo poco de los nombres, ese es un problema que tengo lo sé, pero bueno, si recuerdo que era muy simpática y que había estudiado un poco de español, que en el transcurso de la conversación se le olvidaba el español y continuaba hablando en su idioma natal muy rápido, Pero eso no tenia importancia por que la música del idioma en una voz femenina me gustaba mucho. Así es que asentía con cara de atención sin entender nada pero muy contento por los sonidos que emitía.


Extrañamente, no paso mucho rato que sentí que le entendía y comencé a contestar en español y la conversación se empezó a dar y como resultado de ello terminamos viento una película en cinemascope que recién se estrenó por esos días, "Le Grand Blue","Azul profundo", una película perfecta no solo para mi edad si no también por que para esos día ya estaba muy interesado en la fotografía.
Que emocionante ver a esos tipos internarse en las profundidades del mar, como en la profundidad de sus propias almas, que suerte la de aquel tipo que tenía que actuar haciéndole cariño a los delfines, una maravilla.

Han pasado muchos años ya, como lo mencionaba antes, mi memoria fotográfica y auditiva es muy buena, pero de los nombres ni hablar, hace no mucho a mediados de este año que ya se termina, Raúl Ruiz me invitó a participar de un proyecto en el que actuaban un lote de franceses, entre ellos estaban Audrey Marnay, Elsa Zylberstein, Laurent Malet, Laure de Clermont-Tonnerre y para sorpresa mía en el set Jean-Marc Barr uno de los actores principales no solo de "Le Grand Blue" si no también de películas como "Contra Viento y Marea" y "Manderlay" de Lars Von Trier y otras del correntón "Dogma", para mayor sorpresa mía también director de "Chacun sa nuit", "Being Light", "Lovers" entre otras, la última incluida en dogma 5.

Ya me fui por las ramas, el asunto es que en "Nucingen Haus" disfruté como director de fotografía y sobretodo camarógrafo de no solo una gran actuación, si no de la gran colaboración de aquel hombre de las profundidades del mar.
Jean Marc Barr es un aliado indudable del equipo técnico, sobretodo con los fotógrafos, con un gran conocimiento de plano, de la luz y de la óptica, sumado a la vasta experiencia, se convierte en un gran compañero y permitió con su entusiasmo sentirnos cómodos en el set.

Tras tantas vueltas de la vida los cazadores fuimos cazados y en un momento de distracción, de total distracción nos tomaron esta foto, de la que trato de adivinar el momento, no hay caso así es que la comparto con ustedes, del mismo modo que el gran momento que es filmar.

Foto no digital: Jean Marc Barr