Que lugar extraño el de la memoria, cada verano con hombres vestidos de rojo y abrigados para el polo norte, muñecos de nieve en las tiendas y chalas de rigor, mientras en la televisión neva sobre renos sonrientes.
Se acerca el día en que nació Jesús y todos corren nerviosos por las calles, cargados con bolsas multicolores.
En las cocinas, el olor a pavo es indispensable, mientras María y José se dirigen al pesebre, yo no hago más que sentir confusión histórica y no se que regalar.
Algunas veces no se bien donde estaré para festejar aquel momento, pues las negociaciones entre las distintas familias es siempre un tema.
La verdad es que no he desarrollado la practica para este tipo de eventos en los que por suerte los niños pasan a ser los protagonistas, muchos de ellos sin saber muy bien de que se trata todo esto, "hay que portarse bien" eso si, pero al escuchar los villancicos me cuesta un poco...
No se muy bien ¿Por que? pero la repetición de los únicos temas de toda la vida navideña, me dan muchas ganas de ser malo, malo, malísimo, así es que lo mejor es que el día del nacimiento llegue ya y nos preparemos para el otro gran momento, en el que estamos obligados a pasarlo bien, el famosísimo año nuevo, pero ese ya es otro tema que no quiero ni recordar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario