A las 4 de la mañana sonó el despertador, sueño y alergia no eran la mejor combinación para iniciar un día.
El buen humor pendía de un hilo, pero al llegar, el aire fresco, seis lamparitas chinas, 50 ampolletas de 25 wats, un poco de challa, los amigos, serpentinas, mascaras y gorros, me animaron la fiesta, prendí como pasto seco, pero mejor no hablar de pasto seco que es el que me tenía contra las cuerdas, ese polen es el más picante que he experimentado en mi vida, realmente un experiencia extrema.
Tanto como ir a pagar un parte por exceso de velocidad a Gorbea, un pueblo de habitantes muy amables que me vi obligado a conocer, gracias a unos pillines escondidos en la negrura de la noche.
Primera amanecida de la semana, como si me gustara, aquel pueblito estaba a 200 kilómetros de Valdivia y ese solo es el principio de la miniaventura...
Mi idea era llegar a juzgado de policía local antes que se cumplieran los 5 días desde que me pistolearon los 132 kilómetros por hora, obtener una rebaja del 25% en el precio de la multa por mi distracción de 12 kilómetros por hora era una de las buenas razones para no esperar llegar a Santiago, para terminar con ese trámite, la primera sorpresa es que ya se habían cumplido cuatro días y mi licencia junto con el parte aun no habían llegado todavía, flojera o el típico desgano del servicio público que no permiten terminar las cosas bien, significaron que yo mismo tuve que ir a buscar, después de abonar una no menor suma de dinero, mi documento a la tenencia de Loncoche. que por supuesto está en medio de la carretera, que a su vez está en la mitad de la nada.
El bus de Gorbea a la tenencia de Loncoche demoró pero llegó, cuando le pregunté al auxiliar si llegaba a la tenencia de Loncoche, me miró con cara de pobre hombre, un mal augurio que no quise interpretar como tal, pero que no pude dejar pasar cuando al bajar del bus nuevamente el conductor se despidió de mi con cierta compasión, recuperar mi documento fue fácil y rápido gracias a que habían llamado por teléfono de la municipalidad, detalle que se agradece, para avisar que estaba en camino un joven que ya había pagado.
El problema surgió cuando salí a la carretera para tomar mi transporte, el que sea, les juro que no estaba nada regodeón, pasé varas horas esperando a que siquiera se dignaran a mirarme, mis señas no se veían desde los autos que pasaban a 120 kilómetros por hora o más.
Una abuelita y sus nietos aparecieron para quedar en la misma que yo por un buen rato, hasta que por suerte un alma amiga se apiadó y les pegó una ayudadita. Pero del forastero nada, solo el sol cenital y ninguna posibilidad de sombra, mucha alergia, paciencia y algo de música, hasta que un minibus interprovincial, que apareció cual espejismo, me permitió salir de ahí adentrándome en pueblo de Loncoche donde, por suerte había un pequeño terminal de buses en el que tuve que esperar otras horitas.
Y para terminar el cuento debo de confesar que el viaje de vuelta fue odiando a los pacos hasta que me quedé dormido.
Al despertar en la tarde, casi noche los perdoné y fui a ver el barco donde grabaríamos gratuitamente un clip, feliz navidad para pebre.
El gran Enea, Mary Ann y el equipo completo, ya estaban con las manos en la masa, dispusimos las luces y dejamos preparado todo para la fiesta de la madrugada en la que por suerte se iniciaba el espíritu de despedir un año más con tanta alegría, más bien alergia. Ahora solo pensaba en el viento helado, la piel de gallina de los extras y el sacrificio de Roco.
1 comentario:
La odisea de Inti !
tanta cara conocida en ese video oye
felicidades !
Shidi !
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