El circulo de amor en el viaje

Es verdad que cuando se atraviesa el túnel cuesta ver. La noche duele, el día es una herida abierta.
El tiempo y el espacio estallan, se confunden, uno se confunde, los fantasmas en la oscuridad se hacen fuertes y cuesta ver el entorno.
Es cierto también que en la oscuridad despiertan las musas de la creatividad, bien por ellas, que pueden tomar vida a costas de nuestra paz espiritual, pero creo que es importante ser fiel al verdadero amor, aquel incondicional del que habla la historia en el circulo de Salomón, cuando las dos madres disputaban al hijo.
Soltar para no hacer, ni hacerse daño, es uno de los gestos más valientes y difíciles que uno puede practicar, pero también es uno de los gestos más enriquecedores.
Cada día vemos partir a muchos de nuestros seres queridos, amigos, amores, familia, compañeros entrañables de trabajo y de viaje, en busca de nuevos horizontes, paz, nuevas experiencias, nuevos amores.
Nuestros afectos están expuestos cada día a la perdida, una pequeña forma de morir, pero… ¿Y si vamos más allá de esa pequeña muerte?….
¿Si descubrimos que el tiempo nos devuelve la mano?…
Ver a nuestros seres queridos, tiempo después y enriquecidos por el viaje…
¿No será como nacer otra vez?…
¿Más fuertes y seguros en el amor y el cariño que quedó el día de la partida?…
¿Y que decir de nosotros, que guardamos en el corazón, el gozo y la esperanza de que nuestros seres queridos lleguen a buen puerto, con más practica en la vida?.
Entonces que buen regalo va a ser reunirse, recordar el amor, el cariño y las ganas de que el prójimo esté bien.
Que buen regalo va a ser el día que nos encontremos y nos demos cuenta de que criar en confianza, solidaridad y compasión alimenta este gran océano que componemos todos.
Estoy muy contento de que mi madre se anime a descubrir nuevos horizontes, pues los viajes más hermosos, son los que nos permiten sondear el interior, creo que por cada kilómetro que viaja está cada vez más cerca nuestro.
Estoy muy contento de que Teo nuestro amigo de antaño sea la gran herencia que nos ha dejado Sabine: El ángel de las montañas, que ahora sobrevuela nuestros corazones dando vida y más vida a nuestros sueños.
Estoy muy contento y agradecido de quien me dejó volar, dejando de lado incluso sus propios deseos, entendiendo que mis alas necesitaban del viento y la caída libre.