Si alguien preguntara
A donde ha ido Sokan,
decid tan solo:
"Tenía cosas que hacer
en el otro mundo"

último Haiku de Sokan

lunes, septiembre 05, 2005

Sortie


Un túnel largo y oscuro, al final un pequeña luz amarilla, frío, hace frío, los músculos se contraen, la luz amarilla sigue parpadeando, humedad y ruido se hacen constantes, la tierra llora, ahora el barro se pega en los zapatos y mis pies se hacen más y más pesados, llevo 24 horas sin dormir, pienso en los que ahora son mis posibles amigos, casi preferiría verlos juntos, de ese modo la luz crecería más rápido, el recorrido se haría más fácil, solo existiría un camino.
El dolor de lo sucedido, no se compara con la idea de lo que pudiera haber sucedido, la imaginación siempre duele más.
Se abren bifurcaciones y en cada una de ellas hay un luz verde amarillenta que parpadea, los músculos no quieren responder, el frío y la pena de la nostalgia de un pasado inmediato son un manto con olor a moho, una pequeña muerte y ya está.
Los gusanos se preparan para la resurrección, el sabor metálico en la boca no me gusta, no se por que pienso en mandarinas, las uñas se gastan en la piedra rugosa, la sangre se mezcla con el polvo salobre, ya no quiero recordar el calor del abrazo, no quiero más la sonrisa entre mis manos, ni los ojos que brillan y la luz principal sigue parpadeando.
Las otras luces son más lejanas, son tantas que recuerdo la tristeza de la navidad, pero eso ya no importa, la sal se cuela por las heridas, la oscuridad me recuerda la estrellas, el amor que movió montañas y la dulzura de las palabras que no saben cicatrizar.
La tierra cruje, hasta que los dientes se destemplan.
Ternura, suena a hoja de afeitar y piel sana brotando, el frío ya no deja respirar, otra vez el sabor metálico, los labios rotos arden con la sal que cae, un poco de vida no esta mal.
El principio? Intento la mirada para atrás, ya no hay nada ,solo melancolía que parte los huesos como el más fiero de los metales.
La luz crece y crece, pero no deja de parpadear, a veces me irrita la esperanza.
Así es, me irrito de mi mismo, por que el túnel soy yo tratando de alcanzar la luz, la memoria de la luz suficientemente liviana como para no paralizar, pero lo suficiente elástica, como para que no se pierda la esencia de la fuente.

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