En fin, hemos terminado. Me costó despertar esta madrugrada, sentí los enfriamientos y las mojadas de los tres días anteriores.
De todas formas el día fue perfecto, terminamos temprano y aplaudimos, el fin de rodaje, con el sol en nuestros rostros, anunciando un exquisito asado de sierra, tres pescadotes como para 15 personas, los lobos de la feria se comen una sierra como si fuera un canapé, me voy por las ramas, ya sé.
Manuel, el tercer joven actor hoy se lució, es increíble como maneja los tiempos y lo sutil que es para expresar lo que Ilan le pide. Es un actor nato.
Hoy grabamos en el interior de una casa en Punucapa, la dirección de arte me encanto, Pingüino tomó los elementos que habían en la misma casa y los recompuso, lo mismo hice yo con la luz, tome lo que entraba por la ventana y las puertas. Nada más.
Hemos cumplido y nos fue muy bien, no fue necesaria ninguna luz artificial, tomamos lo que nos dio la naturaleza. Gracias Ilan por la confianza.
Hoy mi plano exterior preferido fue el bosque de Arrayanes, con Manuel bajando por el cerro. La luz se descolgaba entre los árboles y hacia brillar todas las hojas verdes que hacían contraste con el naranja de los troncos.
Ahora están todos contentos pidiendo ver material, yo me preparo para el regreso a Santiago.
Mañana tengo que grabar una entrevista que no me estimula mucho, como quisiera solo dedicarme a la cinematografía, lo pasó muy bien desafiando el destino.
Hoy me di cuenta que, lo que me gusta de la cinematografía es que hay que conectarse con el presente, con la saudade de la infancia y la esperanza en el futuro.
Así es entonces como parece que me estoy sintiendo alegre de vivir, de haber vivido. Con esperanza de seguir viviendo.
Gracias tambien a todo el equipo que trabajó, enfrentado las inclemencias del tiempo, sin dudar un instante.
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