Si alguien preguntara
A donde ha ido Sokan,
decid tan solo:
"Tenía cosas que hacer
en el otro mundo"

último Haiku de Sokan

martes, agosto 23, 2005

Entre sueños y recuerdos


Estos días han sido algo extraños, ficción y realidad se han ido mezclando al más puro estilo del cortometraje XX , del que aun no sabemos nada.
Salvo, que revelaron, pero aun no hay noticias, ni siquiera de la densidad del material, el fin de semana cayó de sopetón y ahí quedamos con la neura a flor de piel.
Mientras tanto el viento sopló fuerte, tan fuente que llegué a Punta Arenas, fuimos a grabar con Leo de la Barra, Veronique, Mewi y Pablo Salas, algunas de las actividades de Michelle Bachellet, para un documental que hace Alice, una Productora Belga.
Cuando llegamos, toda la zona estaba cubierta de nieve, los paisajes eran estremecedores, sobre todo el camino de Punta Arenas a Puerto Natales.
Lo increíble es que con cámaras en nuestras manos, no nos podíamos detener a grabar dichos paisajes, había que correr para cubrir todas las actividades de la candidata a la presidencia, nuestro objetivo era otro.
No me quedo más que apelar al recuerdo y las maravillosas imágenes de la playa nevada, igual que en en el film “Eterno Resplandor, de una mente sin recuerdos”, me reconectaron con un pasado de relaciones tormentosas, que en algún momento hubiera querido borrar.
Sentí un rato frío y luego mucho calor y no era que la calefacción del auto esté mala, sencillamente fue que el vértigo de la memoria me desarreglo el termostato interior por un rato.
Y es aquí donde viene la parte bonita de la historia, sorteando las lagunas satelitales de un camino donde difícilmente se puede tener en todo momento red telefónica, me llegó un mensaje, tímido y discreto, que me recordó lo emocionante que es empezar a conocer a alguien a quien se ha observado desde la distancia turbadora.
De pronto mi discurso sobre la vida monástica y solitaria comenzó a tambalear y nuevamente mi corazón se puso a latir fuerte y alegre. La ficción entonces se fortaleció y los paisajes que no podía filmar se imprimían a fuego en mi mente, todo lo que pasaba a través de mi ventana quedaba registrado con cierta atmósfera Andrei Tarkovskiana, lentamente mis parpados fueron entregándose y caí en el más profundo sueño. Al despertar no estaba seguro de lo que recordaba, no sabía que había sido sueño y que realidad.
Abrí mis ojos respirando tranquilidad y me alegré al ver que los paisajes conmovedores aun pasaban por mi ventana.

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